miércoles, 15 de septiembre de 2010

11.Celos


-``¿Quién era ese chico y por qué le besaste?´´
¡Era lo que me faltaba!¡Un ataque de celos de un loco que me acosa con post-its! ¿Y qué sería lo siguiente? ¿Amenazarme? Por un segundo me sentí fatal, ¿él no sería capaz de herirme?¿no?, yo le gustaba, ¿cómo iba a hacer algo que me alejase de él? Aunque, este es el tipo de cosa que me alejaría de algo, la verdad es que el chico no atinaba muy bien si pretendía llamar mi atención. ¡Por un momento lo había olvidado! Si él me dejó la nota, entonces yo estaba en lo cierto y él estaba allí, además debió estar muy cerca para meterla en mi bolso y que yo no me enterase. Era ya domingo y mañana volvería a verle. Me aterró la idea de tener cerca a ese psicópata. Creo que él me daba miedo, pero mucho más miedo del que te provocaría por si sola la idea de alguien acosándote. Sentía que había sido yo la que le había abierto la puerta, como los vampiros que no entran si no tienen tu permiso para hacerlo, y yo había caído. Ahora cuando aparecía un nuevo post-it creo que me resignaba, pensaba que era algo que tenía merecido por meter a cualquiera en mi cama. Un día, estaba claro, que me encontraría con alguien a quién no le haría gracia mi uso de los tíos, y me fui a encontrar con el peor. Pensé mucho, pensé cual era el objetivo real de toda esta pesadilla, ¿pretendía meterme el miedo en el cuerpo, que me sintiese perseguida y aprendiese a no jugar con los sentimientos de los demás? ¿Quizá quería llegar a mí? Las notas anteriores no suponían ninguna amenaza, pero ésta había despertado en mí una alerta, ya no parecía que hubiese flirteo sino una relación obsesiva en su mente.
El móvil comenzó a sonar y vibrar encima de mi cama y me despertó de golpe de mis pensamientos. Era Inés.
-¡Hola!
-¡Hola! ¿Qué tal te encuentras?¿Estás ya mejor? Perdona todo lo que pasó ayer, pensé que me estabas tomando el pelo para irte para casa y yo acababa de conocer a mi media naranja. Cuando vi que Javi se iba contigo creí que ya te habías salido del todo con la tuya pero he sido muy egoísta, Javi me contó cómo estabas y de verdad que lo siento.
-¿Tu media naranja?-No puse sino reírme porque realmente no pensaba enfadarme con Inés y me encantaban sus historias de medias naranjas y príncipes azules, porque luego todos son ranas y la dejan plantada demasiado pronto.
-Sí, Tú no lo has visto, es el chico perfecto de los pies a la cabeza, vino hace tiempo conmigo a karate pero duró poquito en mi escuela porque se mudó y ahora es brillante estudiante de medicina.
-A ver y cuéntame, ¿dónde está la perfección de este?
-Es que no tiene comparación con ninguno de los otros. Es guapo, amable, divertido, sincero, con un gran corazón y muy maduro.
-¿Y cómo sabes todo eso ya? ¿Le hiciste un test de personalidad?
-Se le ve en los ojos.
No pude evitar reírme a carcajadas, a mí y a ella nos debieron de crear con el molde contrario. No entiendo cómo alguien de su edad puede llegar a una ingenuidad tal, aunque ella tampoco entienda cómo yo puedo llegar a mi frialdad, pero bueno. En medio de mis risas me cortó de golpe.
-Cielo, ¿no te habrás aprovechado de mi primo, no?
-Tu primo ya tiene edad para que no le llames a eso ``aprovecharse´´
-¡Dios! ¡Te mato!
-¡Que no tonta! No he tenido nada con tu primo, él tiene novia desde hace tiempo y está muy feliz con ella.
-¿En serio? ¡No me había dicho nada! ¡Cómo me alegro! Y perdona por dudar de ti, es que él no me dejó nada claro y yo lo malinterpreté todo.
-¿Qué no te dejó nada claro? Pues no sé por qué porque no tenemos nada que ocultar.
-¿Seguro?
-¡Que sí Ines!
-Bueno, chica, te tengo que dejar porque estamos de charla por el móvil y vivimos a dos metros la una de la otra.
-Es verdad.
-Anda, vente a comer y así nos despedimos, ¿a qué hora te vas hoy?
-Después de comer, sobre las cuatro o así cogeré el bus que no me puedo permitir llegar tarde a casa hoy.
-Bueno, pues vente cuando quieras.
-Ok, ¡chao besitos!
Me puse a hacer la maleta a todo correr para estar preparada para ir para casa de Inés y luego volver a coger la maleta e ir directamente a coger el bus. Metí todo amontonado y me di cuenta de que estaba nerviosa, no sé si era por la historia de Inés, que solía contagiarme su entusiasmo, por el misterio que le puso Javi al hecho de que hubiera o no algo entre nosotros, o porque mañana debía volver a las clases. Acabé rápido y bajé abajo a recoger mi bufanda y un par de cosas que tenía en el colgador de la entrada. Cuando llegué a él vi a mi padre tumbado en el sofá adormilado viendo un programa que odia.
-Papá, ¿qué haces?
-Veo la televisión
-Odias ese programa.
-Es verdad, es que no estaba mirando.
-Pero, ¿no estabas viendo la tele?
-Estaba pensando hija. Y dile a tus amigos que no bajen por el árbol del jardín, un día se caerán y tendremos un problema, ¿para qué tenemos escaleras?
-Papá, ¡eres imposible! Vive esta vida si es lo que quieres, pero mamá no lo permitiría. Me voy a comer a casa de Inés, y luego cojo un bus-Me enfadé porque ya no hacía nada, porque se había cansado de vivir y ya no era padre ni era persona.

Subí arriba, metí lo que me faltaba en la maleta y me fui. Llegué a casa de Inés muy enfadada.
-No puedo con él, Inés, no puedo. Él no hace nada por tener otro tipo de vida y yo no puedo hacerlo todo. Sólo quiero que sea feliz y él ya no es padre, ni amigo, ni compañero, solo es un alma en pena condenada a vivir. ¿Cómo puedo desaprovechar así su vida? Mamá acabó con su vida, ¿por qué tiene que tirar él también la suya?

lunes, 13 de septiembre de 2010

10. Uno más


Por la noche soñé con Isaac, tuve una pesadilla y debió de ser horrible porque me levanté con los ojos muy colorados y la almohada empapada. Intenté recordarlo al abrir los ojos pero el ver a Javi allí sobre mi alfombra dormido eliminó cualquier otro pensamiento. Siempre luchaba por recordar mis pesadillas, sentía que él se hacía más fuerte si además de atormentar mis sueños yo no tenía la capacidad siquiera de saber qué me había hecho. Cuando vi allí a Javi parecía un angelito, estaba adorable acurrucado en mi alfombra y entonces me di cuenta de por qué estaba allí y de lo que había pasado ayer. Me bajé de la cama sin hacer ruido y me agaché al lado de Javi y le di un besito en la mejilla.
-Buenos días bello durmiente.
- Hola, buff no sabes cómo me duele el cuello.
-Puedo imaginarlo, no nos la vendieron como una alfombra para dormir visitas.
Bueno, ¿pero qué tal estás tú? que es lo que importa, ayer me preocupé tanto, se te veía realmente mal.
-Estoy mejor, ayer influyeron muchas cosas en que mi reacción fuese quizá exagerada.
-¿Pero a quién viste? ¿Cómo te pude hacer tanto daño para que te pusieses así? Si puedes contármelo, claro.
-Es un chico de la facultad, está obsesionado conmigo y no dejo de soñar con que me hace mucho daño. Sé que pareceré una loca pero esto me está afectando muchísimo.
-¿Pero él te ha intentando dañar?
-No…
-Pues ya está, por favor olvídalo, no dejes que eso te influya y te haga daño.¿ Y estás segura de la persona que viste era él?¿ Cómo iba él a saber dónde estabas?
-Ahora no lo sé Javi, ayer estaba segura pero ahora ya no lo sé, a veces lo confundo con otras personal o su cara viene a mi mente a cada rato.
-Pues ya está, seguramente las copas te jugaron un mal rato, ahora ya pasó todo- Javi me dio un abrazo enorme y yo sentí que todo había pasado, que él estaba allí.
-De todos modos, ahora tenemos un problemilla, como mi padre se entere de que un chico a dormido aquí no sé qué podría ocurrir, tengo un árbol enorme al lado de mi ventana, ¿eres buen trepador?
-¡Aiiiis! Si no lo soy, creo que hoy me toca aprender,¿no?
-Es el último favor que te voy a pedir en esta vida, lo juro.
-Bueno mujer, espero que aún te quede mucha vida para pedirme favores. Dos besos antes de irme,¿vale?
Me dio dos besos y miró por la ventana, entonces miró de nuevo parta mí y me sonrió, seguramente se esperaba algo más complicado pero yo había trepado por él mil y una veces, y si yo era capaz…
Tardó menos de un minuto en llegar al suelo y una vez que llegó, buscó mi cara en la ventana y me mandó un beso. Es un amor, es tan dulce que es imposible no responderle siempre con una sonrisa.
Me quedé un rato pensando, pensando en por qué mi reacción había sido tan exagerada, porque sabía que el alcohol no había sigo el suficiente para una reacción de tal calibre. Quizá las pesadillas me estaban llevando a confundir la realidad con ese mundo, con ese mundo de fantasías nocturnos donde él siempre era el malo. En ese momento me prometí a mi misma que trataría de verlo como a un chico más y que el papel de malo malísimo se quedaría entre las sábanas. Dándole vueltas a la noche de ayer me acordé de Inés, ella había subestimado mi miedo y eso no me había gustado pero hay que decir que en parte tenía razón, sobre todo si le dije que el chico sólo existía en mis sueños. Inés se disculpaba muy rápido cuando hacía algo mal y pensé en mirar el móvil por si tenía alguna llamada suya aunque solo fuese para cotillear sobre la noche con su primo. El bolso del día anterior era pequeño así que le di la vuelta y dejé que todo su contenido se desparramase por la cama. Entre las tres o cuatro cosas que había metido en el bolso había algo que me horrorizó, un post-it.

sábado, 11 de septiembre de 2010

9.¿Es él?


Quizá él tenía razón, solo había sido un pequeño tropezón, un error que no hubiera cometido sin cerveza, peli cutre e historia interminable. En medio del abrazo el me habló al oído.
-Oye, no te preocupes, ¿vale? Estás preciosa y en otra situación quizá yo también podría haber confundido esto.
Me dio un besazo en la frente y yo le die la razón con la cabeza, después de todo, creía ciegamente que tenía razón. Inmediatamente después me agarró como un saco de patatas y me metió justo delante de la gran máquina que escupía la espuma. En diez segundos estaba completamente empapada y tenía espuma por todos lados. Luego me agarró por la muñeca y comenzó a moverme con la intención de que bailase con él. Yo me sentía mejor, y bueno, sí me apetecía bailar. En medio de una canción me acercó a él y me abrazó, llevábamos ya bastante tiempo bailando y yo apoyé la cabeza su hombre tratando de recuperar un poco de aire cuando de repente ocurrió lo increíble, vi a alguien , a un chico, era Él.
-¡Está aquí! ¡Qué hace aquí! ¿Cómo me ha encontrado?- Gritaba pero mis voces no se alzaban por encima de la música, nadie miraba para mí, sólo Javi- ¡Javi! ¿Cómo sabía que estaba yo aquí? ¿Qué quiere de mí? ¡Que me deje en paz!- Mi cara era la imagen del miedo, alguna copa entre baile y baile y la sorpresa de haberlo visto allí impidió a mi razonamiento hacer una conclusión más acertada. La discoteca empezó a girar en mi mente y entre la espuma y las luces el mareo iba in crescendo. Javi me zarandeaba y al ver que no conseguí seguir sus órdenes y respirar tranquila optó por sentarme y llamar a gritos a Inés.
Inés apareció a los pocos minutos un poco apurada por el susto.
-¿Qué te pasa cielo?
-Él está aquí Inés, me ha encontrado, me ha buscado, está aquí, persiguiéndome.
-¿Quién cielo? ¿Quién te persigue?
-Es él, él me hace daño en mis sueños.
-¡Dios mío! ¿Qué dices?
Creo que en ese momento exacto Inés dejó de dirigirse a mí, no era necesario, pensó en una mala borrachera como la de la noche anterior.
 -Javi, ¿ha vomitado?
-No, ha bebido poco y  hasta hace un momento estaba genial.
-Pues le habrá sentado mal, yo que sé.
Ni Inés me creía, nadie lo entendía, me sentía una loca, ellos me hacían sentir una loca, ¡yo sabía lo que había visto! Me sentía tan sola que me puse a llorar.
-¿Pero, por qué lloras?-Inés no parecía comprensiva, ni dulce, solo cansada de mi mala digestión del alcohol.
-Él quiere hacerme daño y a vosotros no os importa.
-¿Sabes? Creo que vamos a irnos para casa, te vas a meter en casa y te vas a sentir mejor-Javi, sin embargo, parecía más amable, aunque solo fuese por miedo a que me pusiese peor.
Cogimos un taxi y del camino no recuerdo mucho, solo imágenes rápidas y borrosas porque el llanto no se apagaba y las lágrimas no me dejaban ver nada.
En taxi nos dejó en la puerta de mi casa y cuando salimos Javi me miró a la cara preocupado, secó las lagrimás que no dejaban de brotar de mis ojos y me abrazó.
-No sé qué te pasa, no sé quién te persigue ni qué hacía allí pero no estás bien, ¿quieres que te llevemos a que te vea un médico?
-Javi, no necesito un médico.
-Javi, no necesita un médico, necesita dormir y mañana se encontrará mejor-A Inés le debía de haber cortado la fiesta porque no estaba muy simpática y Javi parecía no estar de acuerdo con ella.
-Inés, vate para casa, yo voy a acompañarla a su casa y ver que se queda tranquila.
De la mano entramos en mi casa y me llevó hasta mi habitación, yo fui al baño y me puse el pijama mientras él me esperaba sentado en la cama. Estaba en la fase en la que ya no caían muchas lágrimas de mis ojos pero mi respiración era muy agitada.  Me metí entre las sábanas y él me miraba con una expresión casi paternal. Entre sollozo y sollozo murmuré:
-Javi, tengo miedo, quédate conmigo.
-¡Shh! Duérmete tonta, que yo voy a estar aquí protegiéndote.

viernes, 10 de septiembre de 2010

8. Una lección


A los nueve de la mañana la luz que se colaba entre las persianas de mi habitación ya era insoportable, tocaba a la puerta de mis párpados pidiéndoles que abriesen y dejasen paso a un nuevo día. Me dolía la cabeza muchísimo pero tenía las pilas cargadas, estaba en casa de mi padre y aún era sábado, quedaban aún dos días con Inés. Inés se levantaba temprano, no obligada, como yo, sino porque no soportaba perder el tiempo, era la eficiencia personificada. Me pasé una hora en la cama dando vueltas inútiles pensando que quizá volvería a dormir y el dolor desaparecería. Finalmente, al ver que eso no funcionaría cogí un viejo libro de cuentos nórdicos que de pequeña adoraba y me perdí en los relatos que un millón de veces había escuchado. Mamá solía contarme esos cuentos, cada noche reclamaba una y otra vez que volviese a las historias que ya había memorizado y ella cambiaba cada detalle para que pareciesen diferentes. Cuando era pequeñita le decía: ``Mamá cuando lees haces magia porque la historia siempre cambia´´ y ella me decía: ``No , cielo, es que los personajes se cansan de hacer siempre lo mismo´´. Tras lectura me daba un beso en la frente, me arropaba y me dejaba sola. Era en ese momento cuando pensaba en cómo los personajes atrapados entre esas páginas de cruzarían de brazos y se negarían a vivir una y otra vez las bellas historias de amor y aventuras que a mí me apasionaban. Yo siempre pensaba: ``Pues yo, las viviría una y mil veces´´. ¡Qué tontería, era la chica menos aventurera del mundo!
En medio del quinto cuento, ``La princesa blanca´´, mi favorito, sonó el timbre.  Mi padre abrió la puerta y pude oir: ``Sube, creo que ya ha despertado´´. Parece mentira pero mi padre está siempre pendiente, siempre ahí aunque en cierto modo no lo veo ni sea capaz de valorarlo. Escuché como alguien subía las escaleras veloz, era Inés, seguro, pero había alguien detrás, alguien que las subía despacio y seguro que no era papá.
Desde la puerta que estaba entreabierta escuché:
-¿Estás presentable?¿Se puede?
-Pasa, tonta, estaba en cama haciendo tiempo.
¡Horror! Entró Inés sonriente y detrás Javi y yo en pijama. Creo que es necesaria una descripción del pijama para comprender el alcance de la vergonzosa situación. Estamos hablando de un pijama largo y de pelitos, sí sí, de esos como de polar para noches hibernales y que su uso se reduce a la más absoluta intimidad. Pues ahora estaba él mirándome y con una sonrisa en la cara de estar aguantando una gran carcajada y una buena broma.
-¡Anda, si así aun pareces más enana!
-¡Me parto! ¡El detalle de que venías acompañada lo olvidaste antes de entrar Inesita!
-¡Ui! ¡Vaya humor ya por la mañana! Supongo que la resaca será considerable, ¿no?
-La habitual, pero me sentiría mejor si no me hubieseis visto con estas pintas.
-Pero si estás preciosa mujer, como que entran ganas de…-Javi ya no tenía tanta gracia desde mi posición, aunque esperaba ansiosa el final de la frase.
-¡Abrazarte!- Inés y Javi coincidieron al unísono, pero yo no me permití ni una sonrisilla.
-Bueno, algo interesante que decir que no empeore mi mal humor.
-Pues sí, una noticia de las que te gustan, una fiesta en un pueblo cercano, una discoteca prepara una fiesta de la espuma-``Las que te gustan´´, el sarcasmo no sonaba bien en la boca de Inés.
-¡Bueno! Quiero pensar que bromeas. ¿En noviembre?
-Oye, oye, en los pueblos no somos tan finos, si no hay presupuesto en otro momento, pues se hace ahora.
-¡Genial! Cogeremos un buen resfriado.
-Mira, no te pongas así, ya sé que no te gustan  estos eventos pero me avisó un amigo de un amigo y me viene bien pasarme por allí y conocer a un par de personas.
-O sea que yo voy de pegote para que te ligues a un par de chicos.
-Prima, no sabía que era ese el plan.
-¡Nooo! Simplemente me viene bien porque son chicos de derecho y medicina y van a todas las fiestas en muhos quilómetros a la redonda y ser amiga de ellos puede resultar interesante.
-Lo que yo decía- Ya no me quedaban muchas ganas de discutir.
-Oye, osito de peluche en pijama, no te quejes, que yo también voy y vas a tener con quien conversar, y con quién beber claro, que yo hoy me pongo las botas.
-¡Uii! ¡Qué ilusión! Se me ve la alegría en los ojos ¡eh!- Pensé que en mi casa el sarcasmo desagradable quedaba a un lado pero no quería discoteca, ni espuma, ni Inés haciendo vida social ni Javi cuidando de mí borracho, no lo veía del todo claro.
-Oye, creo que el calor de ese pijama te está ahogando las neuronas, vete a cambiar, dúchate, refréscate las ideas y luego vamos a dar una vuelta y lo hablamos con calma, ¿vale?.
-¡Una buena aportación! Inés, te doy un toque cuando acabe y nos vemos en el parque.
-¡Perfecto! Y relájate un poco mujer, que te veo tensa.
-Lo intentaré.
La verdad es que no fui, me di cuenta de que no me sentía con ganas de vestirme y seguir con mi vida, me volví a poner mi pijama y volví a la cama. A las dos horas sonaba mi teléfono y me despertaba:
-¿Sí?
-¿Cuánto tiempo tardas en ducharte tía?
-Estoy cansada, rayada y me encuentro mal.
-¿Rayada?¿Por qué?
-No sé cielo, creo que estoy haciendo las cosas mal.
-Mira, ya hablamos luego, ¿vale? Quedamos a las ocho en mi casa que nos lleva un amigo. No olvides no venir muy arreglada que total para luego ponerse perdida.
-Vale, quedamos así.
En cuanto colgué me acerqué a la puerta y le grité a mi padre que me encontraba mal y que no me molestase, necesitaba dormir. Efectivamente, tras la visita me sentía abatida y necesitaba descansar. Con la luz en la cara y el ruido de coches y gente en la calle caí plácidamente dormida. A las tres de la tarde mi padre tocó en la puerta, no había entendido el mensaje y me traía un cuenco de sopa caliente pero no pude decirle nada, me apetecía muchísimo.
Al acabar le di un beso y sentí que él estaba contento y yo me alegré mucho. Él se fue, y yo cogí de nuevo el libro de los relatos y uno de la carrera y me entretuve leyendo mientras el tiempo volaba. Cuando me quise dar cuenta no tenía tiempo ni para arreglarme así que me puse unos vaqueros, una camiseta mona pero sin mucho escote y unos playeros. No tenía ganas de nada y pensé que tardaría poco en volver.
Me pasé el camino pensando en las pocas ganas que tenía de ir a embadurnarme y ver como la gente aprovecha la confusión. No tenía ganas de gente y menos de chicos.
Vi la espuma y ya quise morir.
-¡Dios mío! Recordarme de nuevo qué hago aquí.
-¿Qué es la decimoctava vez que te lo recuerdo? Vas a desconectar con el chico más guapo del barrio y su prima salida.
-¡Javi, tío, déjalo e invítala a algo!
Ella vio a uno de sus contactos y nos dejó plantados, y Javi me agarró y me llevó hasta la barra.
-¡Olvídalo Javi, no quiero ni puedo beber, no estoy de humor!
-Vale, está bien, pero vente a bailar conmigo.
-¿En medio de la espuma?- Mi cara era un espectáculo, no quería ni bailar ni nada.
-Así será más divertido-Me agarró de un brazo y con su fuerza, la decisión ya estaba tomada. Me acercó a él y con la expresión más seria que había visto en su cara me acercó a él- Oye, déjame decirte una cosa, ¿vale?
-Tú dirás, no me recuerdes lo mal que bailo, ya lo sé- En el mismo momento me sentí mal por bromear, él parecía muy serio y entonces, pasó lo más inesperado. Me besó, me dio un beso en la boca y me sentí tan confusa como nunca.
-Todo el mundo comete errores, no te rayes más, por favor.
Entonces lo entendí todo, me sentí bien y le abracé con todas mis fuerzas.

jueves, 9 de septiembre de 2010

7.El Error


En el momento sentí la necesidad de levantarme, no sé muy bien a donde, solo escapar de esa situación horrible pero ocurrió lo peor. Mi estómago se retorció y unas ganas irremediables de vomitar así que me tapé la boca y fui en dirección al baño. Una vez allí eché todo lo que tenía dentro y me quedé apoyada contra la bañera mientras me caían las lágrimas. No sé por qué lloraba, supongo que sería la vergüenza. Entonces escuché que alguien abría la puerta, era Javi  y se me acercó despacito.
-¿Necesitas ayuda enana?
-No, por favor, vete.
-No voy a irme, estás toda manchada y tienes mala cara- Cogió un poco de papel higiénico y me limpió toda con una delicadeza que me avergonzó a un más-No te lo vas a creer  pero antes de que te levantases pensé que te me estabas insinuando, ¡Qué tontería! ¿no?- Su risa me hizo sentir lo peor, lo más rastrero y pensé que era el momento para irse tenía muchas cosas en las que pensar.
-Pues sí,¿no? Si somos casi tan primos como Inés y tú,¿no?-Era imposible creerme, ni yo me creía a mí misma.
-Es que…no me dio tiempo a contarte el por qué de mi felicidad. Tengo pareja, una chica estupenda con la que hice el año hace un par de semanas,  es bajita como tú y la mejor persona que he conocido. Te lo digo a ti porque confío en ti, es la persona que siempre he buscado, me hace inmensamente feliz. Tienes que conocerla, te va a encantar.-No sé si fue la ``gran´´ noticia pero otra arcada me atravesó y rápidamente me coloqué en el váter. Me ardía la garganta pero después del gran ridículo y la inesperada noticia no lo sentía, me dolía algo mucho más.
-Me alegro,¿Puedes llamar a Inés, por favor Javi?
-Sí, claro
Inés vino rápido y se agachó a mi lado con una sonrisa cómplice.
-Tía, te has pasado, no crees que para ser una noche tranquila de peli y pizza , ¿la borrachera sobraba?
-Inés, sobraba la historia de tu prima pesada y la peli cutre, mi borrachera fue una consecuencia inevitable.
-¿Y lo de Javi?
-Me encontraba mal, quise decírselo y por eso me apoyé en él cuando empezaron las arcadas pero me malinterpretó.
-Lo siento, yo también pensé mal.
-Cielo, me acercas a casa, no me encuentro bien y necesito dormir.
-Sí claro.
Una vez que vomité me encontré muchísimo mejor  y el camino a casa fue menos duro de lo que esperaba. Al llegar Inés se mostró amable.
-¿Quieres que te lleve hasta tu habitación? ¿Puedo echarte una mano para cambiarte?
-No, en cuanto llegue me tiro en la cama y duermo así, necesito estar sola.
-¿Por?
-Nana, no hay problema, solo es que no me encuentro del todo bien.
-Bueno, mañana te paso a ver, mejórate cielo.
-Gracias.
Me tiré en la cama vestida y me sentí vacía y estúpida. Era una niñata y creí volver al cuerpo de enana de catorce años que deja a sus novios por mensaje de móvil y no regala sus besos salvo creencia de tener delante a un príncipe azul. Javi había crecido a mi lado, había sido un compañero con el siempre me identifiqué, prácticamente le salieron los dientes conmigo (bueno, a él un poco antes).Y ahora yo era una adolescente atrasada con las hormonas descontroladas y mucho mono de cama. ¿Y él? Él se había convertido en todo lo que yo no era, una persona adulta con una vida, una pareja estable y además, sabía distinguir una verdadera amistad de un compañero de cama. Podía haber cometido este error con millones de chicos y no me habría humillado tanto, pero yo a él le quería. Una chica decente sabe distinguir amigos, conocidos, novios, familia y chicos de cama, yo había perdido esa capacidad. No quería levantarme más, no podía mirar a Javi nunca más a la cara.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

6.Javi


-¡Perfecto! Dios mío, ¿Cuánto tiempo hace que no veo a Javi?
-Buf, muchísimo, seguro que te va a ayudar verle y a él le va a encantar volver a saber de ti-Así como mantengo el contacto con viejos amigos y conocidos vía internet con Javi es diferente. Él me impone más que cualquier otro chico aunque nuestra relación sea estrecha, y nunca he dado el paso de ofrecerle mi email o teléfono. En el fondo, ambos creemos que lo que tenemos es genial y nos llega.
-¿Hacemos algo? Voy a casa a cambiarme, mientras tú esperas a tus primos en casa y luego me reúno con vosotros.
-¡Perfecto!
Corría hacia casa como una loca, solo quería llegar y no podía dejar de recordar cada una de las faldas, de los vestidos, de las camisetas que podía lucir para estar espléndida.  Puedo decir que cuando llegué ya estaba vestida en mi mente.
Una vez en la ducha me relajé, me senté en la bañera mientras el agua caía sobre mis hombros y me puse a escribir con los dedos en el vaho: ``Te quiero´´, ``Love´´,``Amor´´…¡Que falsas sonaban esas palabras salidas de mí!¡Para qué nos vamos a engañar!  Me encantaría escribirlas con sinceridad, tener la estupidez suficiente como para escribir en un folio en blanco pensativa corazones y palabras de amor. Supongo que hay que estar preparada para sentir o que podría empezar por quererme un poquito para poder practicarlo con los demás. Odio la sensación de que todo está en paz y que ningún problema podría acercarse a tocarme, la odio porque es mentira, es una simple máscara. Allí sentada, calentita y cómoda parecía que el mundo se había parado pero no, Isaac estaría en su casa planeando un nuevo post-it que me sacase el sueño y yo, pensando en nada y en todo.
Al pensar en su nombre, me levanté, me aclaré el pelo a cámara rápida y salí de la ducha autoinsultandome por mi gran virtud para perder el tiempo en ensoñaciones inútiles.
Escogí un vestidito negro con detalles en puntilla y un escote de infarto. Infarto, el que pensé que le daría a Javi al verme y del cual pensaba despertarle con un buen boca-boca.
Me despedí de papá y ya maquillada y con el pelo recién alisado salí hacia casa de Inés. Mientras cruzaba la calle pensaba en el rostro de Javi, en el que tenía la última vez que le vi, el que tanto me gustaba.
Llamé nerviosa al timbre y conté los segundos hasta que la puerta se abrió. Más alto, con otro corte de pelo y con perilla apareció Javi que con la sonrisa más maravillosa que jamás he visto gritó:
-¿Dónde está mi enana preferida?
Odio cualquier alusión a mi estatura, en otra situación habría estallado de rabia, pero no era el momento, simplemente me reí y me lancé a sus brazos. Me dio un abrazo eterno y cálido,así pude sentí su olor a hombre, sí sí, a hombre. Entonces cortó nuestro abrazo, me puso frente a él, me agarro la cara, me besó la frente y me dijo:
-Chica, no sé qué haces pero cada vez que te veo estás más guapa.
En ese momento, cuando tenía a todas mis neuronas buscando a la vez una respuesta ingeniosa, apareció Inés.
-Bueno, veo que me he perdido el reencuentro, aunque puedo imaginarlo. Supongo que te habrá quedado algún beso para saludar a Ana, ¿no?
-¿Cómo no?-Le dí dos besos con la mirada fija en Javi, era tan increíble. Sé que parezco estúpida con mi escaso repertorio de calificativos pero no se puede definir, hay que vivirlo.
-Pasemos, pues. Tengo unas pizzas preparadas, unas cervezas en la nevera y una peli de miedo en el DVD.
-¡Eso pinta bien!-Javi sonaba sincero, se le veía tan feliz.
Nos sentamos en el sofá y empezamos a comer, la idea era poner la peli pero no fue posible, Ana lo acababa de dejar con su novio y nos contó la historia tan detallada que podríamos reconstruirla. Me aburrí hasta un límite indescriptible y bebí, bebí muchísimo mientras me perdía en cada rasgo del rostro perfecto de Javi, la historia de Ana era un sonido monótono que ya casi no escuchaba.
Inés pidió que alguien se levantase y encendiese el DVD, yo tenía tantas ganas de empezar a ver la peli sentada al ladito de Javi que me levanté como un rayo hacía el botón. En cuanto me puse de pie noté que la habitación tenía un movimiento extraño y perdí el equilibrio. Javi se levanto y me sujetó con cuidado.
-Oye, si sigues a esa velocidad con la cerveza, tendremos que ir a buscar un barril para acabar la peli.
Intenté reírme pero la cabeza me dolía y no me sentía del todo bien.
-Anda, siéntate aquí, te voy a tener vigilada que si no te descontrolas.
Me salí con la mía supongo y aunque no me sentía del todo bien, estaba a su lado y bajo su atenta mirada.
La película era cutre, los típicos adolescentes que estrellan su coche en un lugar remoto donde unos cuantos monstruitos comen chicos después de cortarlos en cachitos pequeños. Era horrible, todos bebían y de vez en cuanto bromeaban para romper el ambiente de profundo aburrimiento. Hacía un rato que mi nivel de alcoholemia no me permitía hacer bromas ingeniosas y decidí callarme.
Dos adolescentes que acababan de ver como cortaban a su mejor amiga se desnudaban con pasión, ¡lo sé, es estúpido! Pero a mí se me estaban revolucionando las hormonas y con dulzura le acaricié la cara y el cuello a Javi. Él me sonrió discretamente y me besó en el pelo. Yo, insistente, le metí la mano debajo de la camiseta con intención de provocarle pero ocurrió lo inesperado.
-¿Qué haces?- Su cara lo dijo todo, me había equivocado en algo, y mucho.